Los cuerpos en contacto directo propiciarán ese desorden, esa confusión de masas que es aborrecida por la ideología del espacio, y no sólo del espacio privado, sino también del espacio de la ciudad, factor que explicará el porqué en el siglo de las luces se vivió un periodo de "gran encierro" donde pobres y vagabundos eran recluidos por el sólo hecho de que sus cuerpos desordenados y en multitud irrumpieran el orden establecido, ya que la ciudad racional a diferencia de la laberíntica ciudad medieval, no admite la multitud intrincada de cuerpos en ella. A este respecto, famosos son los cuadros del pintor inglés William Hogarth quien retrata el espacio urbano londinense del siglo dieciocho, en contraposición con el uso que de él hacen los cuerpos reunidos; el mismo Hogarth asevera: Mientras la multitud se abre paso, el paisaje urbano colapsa.
La coporalidad controlada.